24 abril, 2025
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Riestra y San Lorenzo: un 0-0 con muy poco para ver, salvo por el escorpión que Arce regaló tras el final

La única destreza, el brote verde en medio de la aridez, ocurrió cuando habían pasado unos segundos del final del partido, un 0-0 de libro, de los que tanto sabe trabajar Deportivo Riestra en su cancha y que San Lorenzo no supo ni pudo romper. El árbitro Fernando Espinoza, mucho más estricto y riguroso con el comportamiento del banco de suplentes de San Lorenzo que con algunos foules fuertes en la cancha, hizo sonar el silbato final, segundos antes de que Elías Báez sacara un remate de más de 25 metros. El partido se terminaba de desinflar sin haber tomado vuelo e Ignacio Arce, arquero que no hace un culto de la solemnidad, repentizó con el espíritu lúdico que había faltado en todo el encuentro: vio caer la pelota sobre su área y la despejó con la cabriola del escorpión, sello distintivo de René Higuita. La repentización de Arce también encerraba lo que había sido el cotejo: el único riesgo que alguien tomó fue cuando ya no había consecuencias sobre el resultado.

Fue como si Arce se hubiese apiadado de tanta monotonía precedente para regalar algo fuera de guion. Los 4000 hinchas de Riestra que suelen acompañar al equipo se iban conformes con el 0-0, que en definitiva sirve para mantenerse en puesto de clasificación, pero también podían agradecer esa sonrisa en medio de un desarrollo tan serio.

Riestra suma 19 partidos sin perder en su fortín vecino al estadio de San Lorenzo. En lo que va de 2025, solo recibió un gol de local. La última derrota fue en 2024, contra un Rosario Central que dirigía Miguel Ángel Russo. ¿Tendría el técnico la fórmula, ahora que volvía al mando de otro equipo? San Lorenzo jugó un poco mejor que Riestra, controló más la pelota -materia que al conjunto de Benítez no le interesa aprobar- y contó con un par de individualidades destacadas.

Iker Muniain fue uno de los pocos que puso la pelota contra el piso para crear asociaciones y buscar el pase filtrado. El español tiene mucho concepto y visión futbolística, pero la aplica con escasa continuidad, tiene altibajos. El otro fue Malcom Braida, uno de los jugadores de categoría superior que presenta el Ciclón en el torneo; alguien capaz de desequilibrar por la izquierda para buscar el centro o el remate.

El compacto de Riestra 0 – San Lorenzo 0

Cualquier equipo que vaya al Guillermo Laza está advertido, las evidencias se vienen acumulando desde hace meses. La misión de quebrar defensivamente a Riestra es equiparable a saltar un alto muro, para después encontrarse con un piquete y finalmente toparse con una guardia pretoriana. El pequeño estadio es asfixiante para el visitante de turno. Allí rara vez se ventila el fútbol y soplan los goles.

Riestra no permite que se los hagan y no se emplea mucho para marcarlos. Las situaciones de gol son puntuales, esporádicas. Los desarrollos trabados y cerrados componen casi toda la bibliografía de Riestra como local. Su esquema 5-3-2, aplicado con una pierna fuerte que suele tener complacencia arbitral, le asegura una firmeza que es su esencia como equipo. No hay lugar para sutilezas, pero nunca faltará sacrificio y compromiso colectivo.

Dentro de este contexto áspero, San Lorenzo tuvo al comienzo y en el cierre del primer tiempo algunas situaciones de gol. Fueron a través de Braida, el futbolista con más cambio de ritmo y electrizante en un partido de baja tensión. No fueron acciones hilvanadas a través de una sucesión de pases, sino aproximaciones que terminaban con remates de media distancia de Braida. Los intentos fueron desviados por las voladas de Arce, que retomó su seguridad habitual, tras la anomalía de haber recibido tres goles de Instituto en Córdoba, uno de ellos por la extravagancia de salir jugando con la pelota al pie hasta tres cuartos de cancha. Futbolista capital en la campaña de Riestra, Arce tuvo una semana atrás la clase de partido que es el reverso de todo lo bueno que viene mostrando. Un bache en medio de su acreditada solvencia, punto de apoyo para una defensa con espíritu de centinela para cuidar el arco propio.

La pelota estuvo poco por el piso; luchan Vombergar y Gallo

Sin tener a sus dos zagueros centrales habituales, Riestra igual se las arregló para despejar y cuidarse codo a codo. En San Lorenzo, lesionado Ezequiel Herrera, Fabricio López cubrió con solvencia el lateral derecho. Riestra tuvo la situación más clara a su manera, con un centro al área y en medio de un borbollón, con un puntazo de Paz que salió junto a un poste.

El desteñido Cerutti fue reemplazado por Reali; San Lorenzo se fue cansando de pelear en la telaraña de Riestra. Ideas nunca le habían sobrado y el ímpetu empezaba a decaer, si bien Vombergar no dejaba de mostrarse como descarga de los pelotazos. Pero todo era entrecortado, forzado, se dependía de alguna equivocación, que Riestra no cometía y en la que sí cayó Tripichio, bien cubierto por Hernández ante la arremetida de Herrera.

San Lorenzo fue interiorizando que tampoco valía tanto la pena ir a la carga o hacer un esfuerzo extra por la victoria. El puntito lo mantiene en el cuarto puesto que, a dos fechas del final, le asegura la localía en los octavos de final. Después se verá, en el Lasa no hubo mucho para seguir con atención, salvo cuando Arce decidió que quienes no se habían dormido o abandonado hacía rato se merecían una pizca de plasticidad.

​La igualdad mantiene al Ciclón en el cuarto puesto; largo invicto como local del Malevo, que está entrando a los octavos de final